El estreñimiento está presente entre el 14 y el 16% de la población. Esto lo convierte en uno de los síntomas más frecuentes en los pacientes que acuden a nuestras consultas, aunque el motivo de la consulta sea otro. Se trata de una patología crónica que aumenta con la edad, especialmente a partir de los 60 años, y que es más frecuente en mujeres. En contra de lo que solemos pensar, su manejo es difícil y generalmente se realiza de forma inadecuada.
Aunque podemos considerar al estreñimiento como un cuadro benigno, no debemos olvidar que puede ser causa de complicaciones muy molestas para las personas, como fisuras, hemorroides o impactación fecal, e incluso llegar a poner en peligro la vida del paciente por formación de vólvulos de sigma o perforaciones intestinales.
Sin embargo, la complicación más frecuente, y probablemente menos valorada, del estreñimiento es el efecto negativo que produce sobre el bienestar y la calidad de vida de las personas. El estreñimiento deteriora todos los aspectos de la calidad de vida de la persona que lo sufre y es causa de gran ansiedad.
La prevalencia del estreñimiento en pacientes con patología cardiovascular (CV) alcanza valores superiores a los de la población general, llegando a afectar al 30% de estos pacientes, y hasta el 46% en los paciente con patología CV que han precisado un ingreso hospitalario. La razón de esta mayor prevalencia probablemente es multifactorial e incluiría la edad, las restricciones hídricas que se les recomienda, la diminución de la ingesta por anorexia secundaria, la menor actividad física o el uso de fármacos, que como diuréticos, antihipertensivos, antiarrítmicos o hipolipemientes, pueden favorecer el estreñimiento.
La pregunta que debemos hacernos es si este estreñimiento que padecen los pacientes con patología CV tiene consecuencias.
En la bibliografía médica podemos encontrar trabajos observacionales en los que se han descrito que tanto el estreñimiento como el uso de laxantes se asocian significativamente con un aumento de la mortalidad general de estos pacientes (1,2) y un aumento del número de episodios coronarios (1-4), de ACV tanto isquémicos como hemorragicos (1, 4), de eventos trombóticos periféricos arteriales y venosos (4), de episodios de IC (3, 5, 7) e HTA.
Se trata de asociaciones estadísticas en estudios observacionales en los que no se ha demostrado una asociación causal. Simplemente podría tratarse de una asociación casual en la que el estreñimiento actuaría más como un marcador de mala salud del paciente. Sin embargo, el alto número de pacientes estudiados y la alta congruencia entre todos los estudios hace que debamos preocuparnos por el estreñimiento en personas con patología CV y, probablemente también del riesgo CV en personas con estreñimiento.
Se han propuesto diversos mecanismos fisiopatológicos por los que el estreñimiento podría actuar sobre la patología CV. Factores mecánicos secundarios a la maniobra de Valsalva durante la deposición, la elevación de los niveles de serotonina detectados en pacientes con estreñimiento, los efectos de algunos laxantes y la ansiedad que genera en la persona el estreñimiento, son algunos de estos mecanismos clásicamente destacados.
En los últimos años ha ganado un papel predominante el efecto que las alteraciones de la microbiota intestinal puede jugar sobre la patología CV.
Los pacientes con patología CV y estreñimiento presentan por un lado cambios en la microbiota intestinal secundarios al éstasis fecal y por otro lado un aumento de la permeabilidad de la mucosa intestinal secundaria a la congestión y/o la isquemia esplácnica. Esto da como resultado una mayor producción intestinal de sustancias con actividad cardiovascular y una mayor facilidad para el paso de estos productos a la circulación general. Sustancias como la fenilacetilglutamina, ácidos grasos de cadena corta, ácidos biliares secundarios, lipopolisacáridos de la pared bacteriana o la N-óxido trimetilamina, todos ellos producidos por la microbiota intestinal, han sido implicadas en la aparición de la enfermedad cardiovascular (8).
Por esta razón, aunque esta no sea la causa de consulta, debemos preocuparnos por el ritmo intestinal de los pacientes con patología CV y utilizar precozmente laxantes, evitando los que puedan tener efectos deletéreos sobre la patología de base de los pacientes
Con los conocimientos actuales, los laxantes osmóticos a base de polietilenglicol (macrogol), sin iones añadidos, serían los fármacos de elección en el tratamiento de pacientes con patología cardiovascular. Se trata de laxantes que prácticamente no se absorben y que actúan impidiendo la absorción intestinal del agua con la que se administran. De esta manera, se consigue que mayor cantidad de agua alcance el colon, produciendo heces más blandas y voluminosas. Esto estimula la motilidad del colon sin producir adaptación y sin generar alteraciones sistémicas que empeoren el pronóstico de estos pacientes. Si es necesario, se pueden combinar con laxantes formadores de masa (fibra) para conseguir una deposición más agradable para el paciente.