Secuelas invisibles: el impacto emocional del daño cerebral también necesita tratamiento

  • "A veces no lloran por lo que recuerdan, sino por lo que ya no pueden sentir igual. Esa es la parte más silenciada del daño cerebral”, apunta Charo Haurie.

Con motivo del Día Mundial del Daño Cerebral Adquirido, el Hospital San Juan de Dios de Tenerife quiere dar visibilidad a un aspecto frecuentemente olvidado: las secuelas emocionales y conductuales que sufren las personas tras una lesión cerebral. “Detrás de cada dificultad para hablar, caminar o recordar, hay también un mundo emocional alterado que muchas veces no se ve, pero que afecta profundamente a la vida de la persona afectada y su entorno”, afirma Charo Haurie, neuropsicóloga del centro.

La neuropsicología se ocupa de evaluar no solo los déficits cognitivos (como la memoria, la atención o la capacidad de razonamiento), sino también las alteraciones emocionales que pueden surgir como consecuencia del daño cerebral. “Solemos conocer los efectos físicos y cognitivos, pero mucho menos los cambios en la personalidad, la apatía, la irritabilidad o la desinhibición. Esto puede ser devastador para la vida social, familiar y emocional”, explica Haurie.

Estas alteraciones, señala la especialista, no son un rasgo de carácter, sino una manifestación del daño neurológico. “Cuando alguien ríe o llora de forma descontrolada, cuando pierde el filtro social o deja de mostrar interés por todo, no es simplemente una cuestión de actitud, sino una consecuencia directa de la lesión cerebral”, advierte.

El objetivo de la intervención neuropsicológica es doble: por un lado, evaluar la magnitud del daño y establecer un perfil cognitivo y emocional claro; por otro, diseñar estrategias terapéuticas que ayuden a la persona afectada a recuperar funciones, gestionar sus emociones y mejorar su calidad de vida. En este proceso, el trabajo en equipo con otros profesionales y con la familia es fundamental.

Desde el Hospital San Juan de Dios se hace un llamado a la sociedad para comprender y visibilizar estas “secuelas invisibles” que también requieren tratamiento, apoyo y acompañamiento. “Sin salud emocional no hay verdadera recuperación”, concluye Haurie.

San Juan de Dios Tenerife

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios desarrolla desde hace 76 años una intensa labor asistencial y social en la isla de Tenerife, basándose en la persona asistida como centro de interés y promoviendo a las personas enfermas o vulnerables en todos los ámbitos, teniendo siempre en cuenta su dignidad. En la actualidad contamos con un hospital médico-quirúrgico y un área de discapacidad para adultos con déficit intelectual y trastornos de conducta. 
El hospital está dotado con 127 camas, 5 quirófanos de cirugía mayor y un quirófano ambulatorio, UCI, urgencias, consultas externas, rehabilitación, radiología convencional, radiología vascular intervencionista, ecografía de alta resolución, RMN de 1,5 teslas, hemodinámica, laboratorio, anatomía patológica. Así mismo, trabaja mano a mano con una plantilla compuesta por más de 350 profesionales multidisciplinares tanto en la medicina como en la enfermería y la atención espiritual y religiosa.