Los expertos alertan de la necesidad de atender el aumento del reflujo gastroesofágico, que afecta hasta el 15% de la población

Salvador Baudet, médico digestivo del Hospital San Juan de Dios, advierte de un aumento progresivo de la prevalencia de esta enfermedad, cuyos principales agravantes son la obesidad, el tabaco, el alcohol y  la  toma de algunos medicamentos o alimentos.

Un 15 por ciento de la población sufre enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) varias veces a la semana y 30 de cada 100 personas lo padecen una media de una vez al mes. Un porcentaje que en los últimos años ha aumentado de manera progresiva en los países occidentales y cuyos principales desencadenantes o agravantes son la obesidad, el tabaco, el alcohol y la ingesta de algunos medicamentos de uso habitual o alimentos.

Así lo asegura que el médico digestivo del Hospital San Juan de Dios, Salvador Baudet,  coincidiendo con la conmemoración mañana viernes, 29 de mayo, del Día Mundial de la Salud Digestiva (DMSD), que este año está dedicado a la pirosis o sensación de ardor o quemazón que asciende desde el estómago y que constituye uno de los principales síntomas del reflujo gastroesofágico.

El paso del contenido del estómago al esófago (reflujo gastroesofágico) es algo normal que sucede, generalmente de forma asintomática, varias veces al día en personas sanas. Cuando ese reflujo ocasiona síntomas o complicación hablamos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

Aunque es una enfermedad benigna, Salvador Baudet explica que la persistencia e intensidad de los síntomas puede derivar en un deterioro general de la calidad de vida del paciente, sobre todo si los síntomas se presentan por la noche provocando problemas de sueño. Asimismo, el doctor Salvador Baudet explica que, aunque son poco frecuentes, la enfermedad del reflujo gastroesofágico no está exenta de complicaciones como la esofagitis (inflamación del esófago), el esófago de Barrett (lesión de características premaligna) y el adenocarcinoma de esófago. Por eso, añade, “no debemos de quitarle importancia y actuar cuanto antes para evitarla”.

El especialista del Hospital San Juan de Dios asegura que el reflujo gastroesofágico “es una enfermedad de carácter crónico, que puede acompañar al paciente toda su vida, si bien  generalmente cursa con periodos sintomáticos de intensidad variable y períodos de remisión, en los que el paciente puede llegar a estar completamente asintomático”.

El café, el té, el chocolate, las bebidas carbonatadas, los cítricos, la cebolla, los pimientos, los embutidos, las comidas con muchas especies, los picantes, las comidas ricas en grasas, la menta, la hierbabuena, las comidas copiosas o la ingesta de comida justo antes de acostarse son algunos de los desencadenantes o agravantes del reflujo gastroesofágico.

La clínica típica del reflujo gastroesofágico viene determinada por la presencia de pirosis (sensación de ardor o quemazón en el área retroesternal) y/o regurgitaciones (retorno del contenido gástrico a la boca y a la hipofaringe), generalmente tras la ingesta o al acostarse. Otros síntomas digestivos que pueden acompañar  esta enfermedad son dolor epigástrico, dolor torácico, disfagia (dificultad para hacer avanzar la comida hacia el estómago), náuseas, eructos y odinofagia (dolor al tragar).

Además, el médico especialista en salud digestiva de San Juan de Dios afirma que, en ocasiones, “esta patología puede originar síntomas no digestivos como alteraciones del sueño, tos crónica, hipersalivación, sensación de globo faríngeo (sensación de nudo o cuerpo extraño en la garganta), dolor de garganta, faringo-laringitis, alteraciones en el esmalte de los dientes e incluso puede relacionarse con crisis de asma”.

Ante la presencia de los principales síntomas de ERGE, se debe realizar un ensayo terapéutico con fármacos que bloqueen la secreción de ácido del estómago (con Inhibidores de la Bomba de Protones) durante un período de 2 a 4 semanas. La desaparición de los síntomas durante este tiempo es suficiente para establecer un diagnóstico de certeza de ERGE, no siendo necesaria la realización de pruebas complementarias. En caso contrario, se deberá recurrir a la realización de pruebas diagnósticas.

Según explica Salvador Baudet, el primer paso para tratar esta enfermedad consiste en aplicar medidas higiénico-dietéticas encaminadas a corregir los factores desencadenantes o agravantes del reflujo, entre las que se incluye la adopción de una dieta sana, en la que se elimine algunos alimentos y se respeten los horarios de comida, la práctica de ejercicio regular, abandonar el hábito tabáquico, o la retirada de aquellos medicamentos que favorecen el reflujo siempre que sea posible.

Además, hoy en día, existe  un amplio abanico de fármacos que permiten el adecuado control de la sintomatología de esta enfermedad y que van desde los simples antiácidos, al uso sistemático de antisecretores o inhibidores de la bomba de protones que bloquean la producción de ácido del estómago y producen un alivio prácticamente completo de los síntomas.

Desde San Juan de Dios se asegura que estos últimos fármacos, aunque seguros, no están exentos de efectos secundarios. “Por eso, los pacientes deben seguir controles periódicos por su médico y, siempre que sea posible, se deberán retirar o al menos disminuir la dosis utilizada hasta alcanzar la dosis mínima eficaz”, asegura Salvador Baudet.